lunes, 18 de mayo de 2009

TEMA IV ESTRATEGIAS DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE

ACTIVIDADES

1. Trabaja en grupo las siguientes cuestiones:
A. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de “nivel educativo”?
El nivel educativo en España ¿está subiendo o bajando en los últimos años?
Al hablar del nivel educativo nos referimos a la situación formativa que posee una persona, grupo o comunidad de un determinado lugar y en un momento concreto. Según los estudios q haya realizado el individuo se le catalogaría a un determinado nivel, que podríamos determinar bajo tres títulos: nivel bajo, medio y alto.
Según aseguran los medios, el nivel educativo en España se encuentra en puro declive, si es cierto que ha ido mejorando a lo largo de la historia, pero siempre dependiendo de si nos encontramos en una bonanza económica o retroceso. Desde la dictadura española la educación ha ido mejorando, pues se ha ido expandiendo a todas las capas de la población, además de hacerse obligatoria hasta los 14 o 16 años, según a la época que no refiramos. Hablando más concretamente del caso de Andalucía, creo que ha seguido una estrategia clara, partiendo desde el desarrollo educativo desde abajo y todos al mismo nivel y progresivamente ha ido aumentado su nivel, lo cual ha ayudado a que existan menos diferencias entre los ciudadanos de la autonomía, cosa que se hace más palpable en otras comunidades bajo mi opinión. Actualmente nos encontramos ante un gran problemática, pues el nivel de abandono escolar es muy elevado, especialmente durante la Educación Secundaria Obligatoria, y por experiencia propia creo que se trata por problemas motivacionales, el joven está escolarizado obligatoriamente hasta los 16 años, y en ocasiones apruebe o suspenda continúa rebasando cursos, a pesar de las posibles carencias que tenga. El sistema educativo se ha convertido en una cárcel para los jóvenes, rodeado de profesores que una vez llegados al instituto no son atendidos individualmente a sus necesidades. Me gustaría destacar el error en el que caemos a culpar de ello a los jóvenes, pues pienso que ellos son producto de nuestro sistema de valores y de nuestro sistema capitalista, y debemos de buscar soluciones consensuadas con los jóvenes, pues se debe trabajar para los jóvenes y con los jóvenes.
Para concluir creo que el nivel educativo en España continúa subiendo, pero en menor medida que en el resto de Europa, pues no debemos olvidar que a pesar de ser la 8ª potencia Mundial, nos encontramos en una joven democracia que a evolucionado a gran velocidad y no nos ha dado tiempo a digerirlo los cambios en las últimas generaciones, en lo que a valores, derechos y obligaciones se refiere.

B. Una vez debatidas ambas cuestiones, lee el artículo de Vicente Verdú que aparece en el Anexo. ¿Qué información aporta este documento a las conclusiones que previamente habíais trabajado? ¿Cambia en algo vuestra percepción previa sobre el “nivel educativo”? ¿En qué sentido?
Este documento aporta una nueva visión sobre lo que es el nivel educativo, pues demuestra que es algo más que obtener un título o cursar unas asignaturas, se trata de algo más que memorizar el contenido de un libro. Lo enfoca en base al desarrollo de capacidades que no son solo las tradicionales consideradas como nivel educativo, pues asegura que el uso y manejo de las nuevas tecnologías como internet y los videojuegos sirven para adquirir un tipo de competencias tan validas como las que aportan los libros, pero que son los educados en el sistema tradicional los que no llegan a verlo. Personalmente estoy de acuerdo con lo que afirma el texto en cuento al aporte que hace a nuestra inteligencia las nuevas tecnologías, pero pienso que la solución a esta dicotomía se encuentra en el equilibrio, en la aceptación de ambas tendencias del valor de cada una y llegar a conformar un bloque conjunto, que sirva para optimizar el aprendizaje de futuros educandos.

2. Diagnostica tu propio estilo de aprendizaje.

Para ello debes completar el cuestionario en papel que hemos proporcionado en clase. Se trata del cuestionario de estilos de aprendizaje (CHAEA) elaborado por Catalina M. Alonso, Domingo J. Gallego y Peter Honey. También puedes acceder al mismo en Internet en este enlace: http://www.estilosdeaprendizaje.es/menuprinc2.htm y cumplimentarlo on-line. Una vez elaborado individualmente, dibuja una gráfica representativa y reconoce tu propio perfil, teniendo en cuenta que cada uno de nosotros generalmente desarrolla más alguno de los estilos. Interpreta los resultados, formulando las consecuencias prácticas para afrontar próximos aprendizajes.

-Activo. 14 Puntos.
-Reflexivo. 17 Puntos.
-Teórico. 16 Puntos.
-Pragmático. 16 Puntos.


Principalmente destaca en mi estilo de aprendizaje el reflexivo, caracterizado principalmente por antepone la reflexión a la acción y observa con detenimiento las distintas experiencias desde diferentes perspectivas. Las personas reflexivas son prudentes y les gusta considerar todas las alternativas posibles antes de realizar un movimiento. Disfrutan observando la actuación de los demás, escuchan a los demás y no intervienen hasta que no se han adueñado de la situación. Por otro lado en contra del estilo reflexivo destaca como bloqueos: la escasa planificación, la preferencia por cambiar de actividad, la inclinación por la acción y la resistencia a la expresión escrita.
Por otro lado aparecen los mismos índices en mi estilo teórico y pragmático, con dieciséis puntos cada uno, lo cual puede parecer contrario, pues el estilo teórico apuesta por un referente en el marco teórico antes de actuar y por otro lado el estilo pragmático apuesta por una experimentación, cosa que en conjunto y bien utilizado puede ayudar a la hora de elaborar estudios.
Por otro lado, el estilo activo es el que menos puntos refleja en el resultado del test, cosa que me ha sorprendido, pues pensé que destacaría en mayor medida en este estilo, pues me siento más identificado con su definición y aptitudes que representa.
Para concluir, destacar que creo que los resultados han salido muy cercanos, pues la mayor distancia de puntuación de un estilo a otro es como máximo de dos puntos, de modo que no se da un estilo puro, sino una mezcla de todos a niveles muy cercanos.
ANEXO
Artículo “Los niños son más listos que nunca”, Vicente Verdú.
EL PAÍS 26/01/2006, p. 34
Todos los padres lo saben: los niños de ahora son más listos que los de antes. La propia ciencia lo avala: hace veinte años los diferentes tests de inteligencia registraban para el alumno común un resultado en torno a los 100 puntos pero actualmente son casi 120. En menos de dos décadas se ha ganado una quinta parte de inteligencia. ¿Continuaremos pues afirmando que la especie se degrada, que la sociedad se empobrece, y que el saber va de mal en peor? Los niños resultan ser más inteligentes porque crecen en un entorno más diverso y repleto que les enriquece tanto como les exige hacerse más sabios. Las intrigas de los telefilmes o los videojuegos actualmente multiplican al menos por tres el grado de complejidad que veíamos, hace treinta años, en las series de TVE. Frente al repetido diagnóstico de los adultos empeñados en descalificar a los adolescentes porque no leen, se opone la evidencia de que el conocimiento no se obtiene ya en las profundidades de la cultura escrita sino en las superficies del plano audiovisual. Este medio, expresado en pantallas, impactos y golpes de vista, posee una condición sustantivamente distinta. Ante el libro es indispensable aplicarse: saber esforzarse porque este saber y el esfuerzo de saber forman una hipóstasis práctica y moral erigida en virtud esencial.
Sartre hacía ver en Qué es la literatura la materia inerte que constituyen de hecho los negros renglones de un libro. La página se abre y sólo vemos un enjambre de garabatos en fila. Este objeto venerado por la cultura culta carece de colores, sonidos o sugestiones simbólicas, prescinde de evocaciones gráficas y de música ambiental. Es la escritura por sí misma: el conocimiento oculto bajo el grabado abstruso. Para dar vidaa ese ornamento de tinta seca es necesario inyectarle nuestra atención mental y emocional, vivificarlo con nuestra vida. Los celos, los odios, el amor de una novela son nuestras propias emociones trasfundidas sobre la letra muerta. “La letra con sangre entra”. Y, al revés: la sangre en la letra entra.
Este sistema de conocimiento, unido a la atención intensiva, ha sido desplazado gradualmente por el conocimiento y la experiencia extensivas. Se aprende ahora no tanto por la profundidad de la lectura como de la superficialidad de la vista, el olfato y el oído. Se aprende panorámicamente, abigarradamente, y no polarizadamente. Así, al igual que el mundo, en general, tiende al trabajo en red, el saber se hace un tapiz tramado en las pantallas, los viajes, los nexos múltiples. Lo superficial fue indisolublemente asociado a lo trivial y lo profundo a lo importante. Lo relevante, sin embargo, ahora es el saber extensivo, múltiple, en superficie y los posibles planes de estudio deberían tenerlo en cuenta. Hasta hace poco, podíamos decir que todo el saber se hallaba encerrado en los libros. Ahora, todo el saber que de verdad importa se encuentra en las pantallas y sus metáforas. Los adultos formados en los libros no podemos llegar a saberlo bien. No podemos llegar bien a ese saber. De hecho, cada vez mayor número de empresas de nueva planta se basan en encuestas dirigidas a adolescentes para orientar sus producciones.
Desde luego, las firmas de videojuegos emplean niños como beta-testers o probadores, a pesar de que la media de edad de sus usuarios se encuentra en los 32 años y no cesa de crecer. Pero, como señala Infonomía, “¿quién mejor que ellos para mejorar un juego visual, teniendo en cuenta cómo han desarrollado la parte del cerebro que procesa las imágenes? Incluso otro tipo de empresas, como la suiza Brainstore, usa a niños y adolescentes para responder a los retos de grandes multinacionales considerándolos a ellos los únicos capaces de revelar ideas radicalmente nuevas. ¿Se podrá, en consecuencia, seguir sorteando la realidad de una mutación en la cultura? ¿Podrá detenerse la insistencia en los contenidos y virtudes de la educación tradicional? ¿Será esperable, en fin, no agravar más el descrédito de la escuela y, de paso, la indolencia del alumno y la pandemia depresión del profesorado?

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